¿Os acordáis que en un post os hablaba de la importancia de hacer un reportaje de fotos preboda? Allí os contaba que cada sesión tiene su importancia y su razón de ser:
La pre boda para romper el hielo, conocernos, generar confianza
La boda porque es el día D, uno de los momentos clave de la vida
La post boda para cerrar el círculo del enlace disfrutando y siendo un@ mism@.
En ese post acababa con un conocido refrán. «No hay dos sin tres»
Cuanta razón tiene este refrán. ¡Empecemos!
Sesión de fotos postboda
Si hay un tipo de sesión de fotos en el que la pareja se muestra tal como es, muestra cómo se siente y con la naturalidad de encontrarse a gusto y querer pasarlo bien es, sin ninguna duda alguna, la post boda.
En la postboda puede suceder de todo. Se da rienda suelta a la creatividad, a la espontaneidad. La conexión entre fotógrafo y pareja es total y ese ingrediente especial y secreto forjado en los reportajes anteriores se nota. Hay química.

Si en la pre boda y la boda, cómo fotógrafo, tenía que lidiar con la tensión inicial, romper el hielo, algunos nervios, ceñirnos a un timming… aquí sucede todo lo contrario.
La pareja está relajada, feliz, se encuentran en una burbuja de emociones pero sin el hándicap de los nervios de la boda, y con la experiencia de haber hecho ya dos reportajes previos. Es el momento perfecto para dejarse ir.

A diferencia de la preboda y la boda, aquí la pareja se siente con plena confianza para proponer fotos, están dispuestos a todo. Yo no tengo que estar pensando si lo que les sugiero les gustará o no, todas las buenas ideas encajan, las ganas y disposición de la pareja es completa. Ya no están sufriendo por el vestido, el peinado, los zapatos, el velo, la cola…ahora solo quieren pasarlo bien, disfrutar del momento y vivir una experiencia extraordinaria que será el colofón de la Boda.

Nunca encontramos el momento de terminar, siempre sale una nueva idea.
Y todo esto se nota en el resultado. Así que si tienes dudas en hacerla o no, yo te diría que no te lo pienses.

